También llamada Respiración Abdominal, es junto a otras muchas técnicas de relajación, una forma de adquirir un estado de calma, donde se reduce la tensión física y nuestras constantes vitales, como el pulso o la temperatura, se modifican con ella, para aportarnos salud física y emocional.
Una respiración correcta es esencial, ya que favorece el transporte de nutrientes esenciales a los tejidos y aporta energía a órganos y músculos del cuerpo, además de contribuir a mejorar el funcionamiento del organismo. Hasta que tengamos entrenada la respiración abdominal, podemos iniciar este hábito saludable haciendo respiraciones profundas, para reducir la ansiedad, la inquietud, reducir la frecuencia cardiaca y la tensión muscular.
La Respiración Abdominal o Diafragmática, es la respiración más completa, ya que permite la entrada de aire a la base de los pulmones y produce un movimiento rítmico del diafragma que a su vez estimula las estructuras implicadas en los estados de relajación, como el nervio vago, eje central de nuestro sistema nervioso parasimpático, encargado del bienestar. Con la respiración diafragmática se estimula la secreción de un neurotransmisor, la acetilcolina, que es un tranquilizante natural.
Los beneficios de la respiración diafragmática descritos desde diversas disciplinas científicas son:
- Disminución de la tensión muscular tónica.
- Disminución de la frecuencia e intensidad del ritmo cardíaco.
- Aumento de la vasodilatación arterial, con lo que aumenta el riego periférico y la oxigenación celular.
- Disminuye la frecuencia respiratoria pero aumenta la intensidad.
- Aumento del nivel de leucocitos con lo que mejora nuestro sistema inmunitario.
- Favorece la reducción de la ansiedad, irritabilidad y fatiga.
Y desde luego es una técnica que nos ayuda a parar, y pensar de forma más adecuada.
Esta técnica requiere de pocas semanas para hacerla correctamente si se hace un entrenamiento diario de unos 10 minutos.