El ejercicio tiene un efecto positivo sobre la resistencia a la insulina, tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de fuerza. Esto se debe a que la contracción muscular promueve la movilización de las vesículas GLUT4 hacia el sarcolema de la fibra muscular, lo que mejora la absorción de glucosa. Sin embargo, es importante tener en cuenta que hay varios factores que contribuyen a esta mejora en la homeostasis de la glucosa.
1) La mejora de la resistencia a la insulina se produce únicamente en el músculo/músculos trabajados en dicha sesión.
2) Si existe mucho daño muscular en el entrenamiento/competición, habrá una primera fase de menos captación de glucosa por el músculo, debido a que la degradación del citoesqueleto y daño del sarcolema puede empeorar temporalmente la translocación de GLUT4. Este perjuicio puede durar desde 4 hasta 24 horas, pero después ocurre un efecto de supercompensación mejorando dicha captación de glucosa por el tejido muscular.
Este hecho sugiere que las personas con resistencia a la insulina deben evitar exagerar en el uso de la fatiga muscular y evitar causar demasiado daño muscular, y que si lo hacen, tal vez sea mejor no consumir carbohidratos en las horas siguientes.
Aunque hay evidencia sólida de que el músculo ejercitado es más sensible a la insulina, la evidencia de una mayor sensibilidad a la insulina en todo el cuerpo después de un solo período de ejercicio es menos concluyente. Algunos estudios sugieren que la sensibilidad a la insulina en el músculo no ejercitado y otros órganos puede disminuir después de una sola sesión de ejercicio. Aunque algunos estudios han encontrado una mayor sensibilidad a la insulina en todo el cuerpo (~ 18-29%) después de una sola sesión de ejercicio, la mayoría no ha encontrado estos resultados. A pesar de que los estudios varían en su diseño y características de los sujetos, no se ha encontrado una explicación clara para estas diferencias en los resultados.
Recientemente, Steenberg et al 2020, investigaron si una sola sesión de entrenamiento de fuerza con un grupo muscular induce una mejora de la sensibilidad a la insulina en todo el cuerpo. Para explorar esto, compararon la captación de glucosa estimulada por insulina en la pierna no ejercitada.
Los resultados del estudio mostraron que el entrenamiento de extensión de cuádriceps en una sola pierna hasta el agotamiento mejoró la absorción de glucosa en la pierna que se ejercitó, pero causó una disminución en la sensibilidad a la insulina en los demás músculos del cuerpo debido a la reducción en la absorción de glucosa estimulada por la insulina en los músculos no ejercitados.
Por tanto, este empeoramiento de la sensibilidad a la insulina, se debió principalmente a la reducción de la absorción de glucosa estimulada por insulina en el músculo no ejercitado y no debido a una supresión de la producción de glucosa hepática.
Estos resultados sugieren que el ejercicio puede a veces, pero no siempre, conducir a una reducción de la acción de la insulina en el músculo no ejercitado y esto puede conducir a la disminución de la eliminación de glucosa en todo el cuerpo. Curiosamente, los dos estudios anteriores que investigan
Se podría especular que la razón de esto es que los músculos no ejercitados en una sesión de entrenamiento, disminuyen su absorción de glucosa (aumentando así la resistencia a la insulina) para permitir que el músculo ejercitado absorba más glucosa. Es decir, que esa glucosa sea enviada prioritariamente al músculo que la necesita, el músculo que está siendo entrenado.
Por tanto, quizás este estudio ayude a pacientes físicamente activos tratados con insulina. Además, podríamos especular que un entrenamiento fullbody será mucho mejor para sujetos que presentan resistencia a la insulina o diabetes, que entrenamientos por grupos musculares en días separados.
Un meta-análisis realizado por Qadir et al en 2021 evaluó la eficacia del entrenamiento de fuerza para mejorar los factores cardiometabólicos en personas con riesgo de diabetes tipo 2. Se encontró que el entrenamiento de fuerza es altamente eficaz para mejorar el control glucémico, la reducción de grasa y los lípidos en sangre en personas con riesgo de diabetes. Además, se observó que la adición de un componente dietético no proporcionó mayores mejoras en la glucosa en ayunas y los triglicéridos en sangre en comparación con el entrenamiento de fuerza solo.
Evidentemente esto no quiere decir que la dieta no importe, nada más lejos de realidad, pero si pone de manifiesto la importancia del entrenamiento de fuerza en el control de los marcadores de salud. Sin embargo, aún siguen diciendo por ahí que la dieta es el 70%