Empezamos explicando qué es una dieta cetogénica. Es una dieta baja en carbohidratos y, en consecuencia, alta en grasas porque las proteína las mantenemos en un rango.
La diferencia entre una dieta baja en carbohidratos y dieta cetogénica es que la baja en carbohidratos solemos decir que los carbohidratos están por debajo del 40%. En la cetogénica se ingieren menos de 50g al día de carbohidratos, aunque este número es aleatorio ya que en función de la persona puesto que con esos gramos de carbohidratos hay personas que pueden no entrar en cetosis.
Cuando entramos en cetosis (por no tener glucosa como suministro de energía para el cerebro) transformamos los ácidos grasos en el hígado en cuerpos cetónicos que cruzan la barrera hematoencefálica para poder llegar cerebro. Aun así los glóbulos rojos siempre se van a alimentar de glucosa por medio de la gluconeogénesis.
Este tipo de dieta se utiliza mucho para perder grasa porque se han malinterpretado algunos estudios entendiendo que se quemaba más grasa que con otro tipo de dietas. Realmente es así pero porque comemos más grasas y es el sustrato energético que usamos pero no quemamos la grasa de las reservas de nuestro cuerpo.
Si realmente queremos obligar a nuestro cuerpo a que gaste las reservas de grasa que tenemos, no queda más remedio que buscar un balance energético negativo, es decir, ingerir menos kcal de las que consumimos, para obligar a nuestro cuerpo a que se desprenda de esa energía que tiene almacenada.
Independientemente de la dieta, tenemos que estar en déficit energético para perder grasa.